“VESTIGIOS DE LA GUERRA”

Por Pacelli Torres,
corresponsal del Chicamocha News en Europa

Hace 70 años Europa atravesaba uno de sus peores momentos, la segunda guerra mundial estaba en pleno furor y batallas decisivas estaban teniendo lugar en todo el continente.
Después de los ataques aéreos a Berlín en 1940, Hitler ordenó la construcción de enormes torres de concreto para fuego antiaéreo. Se construyeron  3 en Berlín, 2 en Hamburgo y 3 en Viena.  Con su enorme  altura (54 metros) y paredes de 3.5 metros de espesor  en concreto reforzado, las torres servían también como almacén de municiones y como refugio para la población civil. Cuando hablamos de una  torre, en realidad nos referimos a un conjunto de dos,  la llamada torre L albergaba radares retráctiles y se usaba para comandar la defensa. La torre G era mucho mayor y tenía sobre ella enormes ametralladoras de  128 mm con un rango de alcance de más de 15 kilómetros.


En Viena, como en Berlín, las torres estaban dispuestas de forma estratégica para formar un triángulo, alrededor del centro de las correspondientes ciudades. Su construcción fue una prioridad para el régimen Nazi, las rutas de los trenes fueron modificadas para poder trasportar el acero, la madera y el cemento necesarios y fueron terminadas en un tiempo récord de seis meses.

Gran cuidado se puso también en su diseño, en el cual Hitler participó personalmente. Las torres L permanecieron inmodificadas, de las torres G se conocen tres generaciones. Había torres proyectadas para Bremen y Múnich, así como otras adicionales para Berlín, Hamburgo y Viena que no llegaron a construirse.
Estas torres todavía existen hoy en día. No muy lejos de mi apartamento en Viena, en el parque Augarten, se levantan silenciosas y llenas de misterio. Alrededor de ellas la gente hace picnics y los niños juegan como en cualquier parque. Este hecho me llamó bastante la atención la primera vez que visité el Augarten. Las autoridades aseguran que es impráctico derribarlas. En otra parte de Viena una se transformó en museo, allí funciona la casa del mar, y otra se usa para archivar películas viejas, las demás están abandonadas.
En la mente de la gente el recuerdo de la guerra  empieza a diluirse. Se han publicado libros, películas y piezas de teatro que ridiculizan a Hitler, que a propósito no era alemán sino austriaco, y los libros de historia se refieren a él como un personaje lleno de complejos que engañó al pueblo. De hecho, algunos estudios serios aseguran que era homosexual.

En los seis años que duró la guerra perdieron la vida 60 millones de personas, en el bachillerato yo había aprendido que fueron 30 millones, pero los libros de aquí insisten en los 60 millones, incluyendo 6 millones de judíos que fueron exterminados en los campos de concentración.


Lamentablemente, en otras partes  las lecciones de la guerra no han sido asimiladas. Una sociedad que patrocina  horrores como los de Afganistán, Irak y más recientemente Siria no puede considerarse civilizada. 

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