Invima autoriza venta y consumo legal de carne de caballo en Colombia

-          Primeras plantas de sacrificio autorizadas están en Santander y Cundinamarca


​Así se promociona en USA la carne de Caballo.

Por primera vez en nuestro país, el gobierno nacional, a través del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, autoriza el sacrificio y comercialización de carne de equinos para el consumo humano.

Según el director de medicamentos y alimentos de esa entidad, Harry Silva, "solo en los municipios de Piedecuesta, Santander y Mosquera, Cundinamarca, está permitida su comercialización y cualquier sacrificio o venta de este tipo de carne fuera de estas dos zonas es ilegal".

No obstante, en Colombia existen cuatro plantas de sacrificio de equinos, pero solo estas dos están autorizadas para funcionar, por eso Silva advirtió que fuera de estos dos municipios no se puede comercializar ni siquiera un kilo o una libra de esta carne, lo que será sancionado por ilegal.


​Aspectos de la carne de caballo.

Dentro de los reglamentos exigidos por el Invima a quienes compren y vendan carne de equinos, "está la obligación de implementar toda la iconografía y publicidad que pueda ser necesaria para informarles a sus clientes que están comprando carne de caballo. Además, los animales que se van a sacrificar deben ser criados en establos con todas las normas de salud e higiene".

El funcionario recordó que se están haciendo los controles necesarios para evitar que animales enfermos o con infecciones sean comprados para su sacrificio. "La idea es que si se va a criar ganado equino con este fin, se haga bajo las mismas condiciones del ganado bovino o caprino, para cuidar la salud del consumidor".

Finalmente, advirtió que la exportación de esta carne está prohibida por el Invima, aunque aclaró que consumir carne de equino no tiene ningún riesgo para la salud, siempre y cuando el producto se conserve bajo las condiciones de salubridad y refrigeración requeridas.

Países que llevan la delantera

Argentina es uno de los países de América Latina que lleva la delantera en el sacrificio, consumo y exportación de carne de caballo, teniendo en cuenta que esta actividad comenzó a tomar vuelo a partir de 1995, año en el que se promulgó una ley que reguló esta actividad. Antes de eso, el sacrificio de caballos para consumo doméstico estuvo prohibida por muchos años.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria de Argentina (Senasa), informó que en 2010 el país exportó 23.880 toneladas de carne equina, generando ingresos de más de 75 millones de dólares.

El año pasado, Argentina vendió 34.266 toneladas de carne equina y cubrió así cerca del 23% de un mercado que, a nivel global, llega a 145.000 toneladas anuales. Con este volumen, el país ocupó cómodamente el primer lugar entre los exportadores. Según datos de la FAO (Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación), bastante atrás le siguen Bélgica, Brasil y EE.UU.

La historia del caballo en la humanidad

Hace alrededor de veinticinco mil años el caballo era una especie de caza, del que se aprovechaba su carne y su cuero. Su domesticación —como la de tantas otras especies animales— comenzó más tarde, alrededor de 5.000 años a.C.

En Argentina, la producción de carne de caballo y otros productos derivados se ha conocido masivamente a partir de la Ley N° 24.525, sancionada y promulgada en agosto de 1995, la que generó en su momento varias polémicas. La finalidad de la misma es la promoción de la producción de carne equina para consumo y el desarrollo de las industrias relacionadas con la producción equina y sus subproductos.

Sin embargo, está documentado que la industria cárnea del caballo en Argentina se remonta a la época colonial, cuando se sacrificaban yeguas para extraerles las cerdas de la cola que eran exportadas a la colonia portuguesa de Guinea, en el África Occidental, a cambio de esclavos negros para la ciudad de Buenos Aires. Los cueros se exportaban a Europa o a la industrialización interna, fabricándose el balde sin fondo o balde volcador, útil para extraer el agua de pozo de muchos campos, techos de carreta, catres, botas, riendas, bozales etc.
Varios subproductos

Durante el siglo XIX se organizaron grupos para la caza de yeguas salvajes para los saladeros y la obtención de grasa para la fabricación de velas y jabones. Las graserías fueron grandes consumidoras de yeguas gordas, lo que perjudicó el mejoramiento de las manadas. En el año 1854 fueron destinados a saladeros de la Provincia de Buenos Aires 166.000 equinos, de los que se exportaron cueros secos y salados. También se consideraba como producto de exportación el estiércol y la ceniza de los huesos, utilizados por otros países como abono para la tierra.

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