Las regiones incomunicadas


Por Rubén Darío Rodríguez López

Al leer el titular de esta columna, pensarán que voy a hablar de las vías precarias de la región o de la ausencia de movilidad que ha causado la pandemia del COVID19, pero no. Voy a hablar de la ausencia de medios de comunicación y de periodistas objetivos, sensatos y transparentes en las regiones apartadas de nuestro país.

Si bien es cierto, los medios de comunicación radiales, escritos, televisivos y digitales están pasando por un momento muy crítico, no sólo en sus finanzas, sino que también y según la fundación colombiana de periodismo; "En Colombia la grave crisis del periodismo está destruyendo la credibilidad de la profesión y, en consecuencia, está a punto de privar la sociedad colombiana de una información creíble y de calidad. Y una sociedad sin información es una sociedad manipulable. Esta crisis se agrava al sumar y combinar los factores éticos, humanos, económicos y laborales".

En las regiones se siente mucho más esta situación. En una provincia escasamente se encuentran algunos canales regionales, emisoras comunitarias y muy pocas privadas y uno que otro periódico escrito, todos ellos dependientes de unas economías paupérrimas que no les permiten subsistir de publicidad o pautas y tienen que recurrir a la pauta estatal que los convierte en unos medios poco objetivos, críticos y sin nada de investigación.

Vamos por partes. Hoy en las regiones el medio de comunicación que más se ha expandido han sido las emisoras comunitarias. Para el año 2019 había un total de 626 distribuidas en 602 municipios, según el Ministerio de Tecnologías y comunicaciones MinTIC. El decreto 2805 de 2008 define como el servicio comunitario de radiodifusión sonora como un "servicio público participativo y pluralista, orientado a satisfacer necesidades de comunicación en el municipio o área objeto de cubrimiento; a facilitar el ejercicio del derecho a la información, a través de programas radiales realizados por distintos sectores sociales, de manera que promueva el desarrollo social, la convivencia pacífica, los valores democráticos, las construcción de ciudadanía y el fortalecimiento de las identidades culturales y sociales". (subrayado y negrilla es nuestro).

Sin embargo, en la práctica y en algunos municipios, este objetivo se ha desviado totalmente. Algunas de estas emisoras perdieron su carácter comunitario y democrático y cayeron en manos de un particular o un grupo de amigos, que las han convertido en las voceras de candidatos, alcaldes o gobernadores, perdiendo toda la objetividad y transparencia, en la información que transmiten. En época de elecciones han violado flagrantemente los códigos de ética y las normas que prohíben hacer el proselitismo político, permitiendo en muchos casos a sus locutores o periodistas tomar partido, rompiendo el principio pedagógico y de equilibrio informativo que debe mantener como servicio público.

También existen algunas emisoras privadas, que compiten en desigualdad de condiciones con las comunitarias, ya que estas no tienen restricciones para la emisión de pauta publicitaria, como sí las tienen las emisoras comunitarias. Estas emisoras de carácter privado, generalmente son de propiedad de uno o varios socios y en su programación tampoco tienen mayores restricciones, pero si debe ser aprobada por el MinTIC. 

Estas emisoras en pequeños municipios las posibilidades de generar rendimientos son difíciles, hay muy pocas empresas privadas que pagan publicidad y su mercado publicitario se centra principalmente en las pocas entidades del Estado que hacen presencia en este territorio. Por estas razones, las épocas preelectorales se convierten en la única posibilidad de generar ingresos adicionales, al punto que las denominan comercialmente como épocas de "alta temporada". Pero esta circunstancia ha hecho que las emisoras estén perdiendo credibilidad, ya que no ha faltado el dueño, o locutor o periodista que se ha dejado seducir por el dinero y terminan convertidos en jefes de debate de los candidatos y una vez elegidos, estos se convierten automáticamente en sus principales defensores, funcionando como el periodismo que llamamos hoy "prepago". Sus espacios periodísticos o noticiosos son vendidos al mejor postor, no deberían llamarse noticieros o programas de opinión, sino sinceramente y en aras de la ética periodística y de la transparencia de la información suministrada al oyente, deberían advertir que son espacios de publicidad pagada o reportajes publicitarios o entrevistas pre-editadas, ya que no hay la menor posibilidad de confrontar al gobernante o al servidor público con una perspectiva crítica, ante la amenaza o intimidación de perder su contrato de publicidad.

En cuanto a los medios escritos, son muy pocos los que hoy sobreviven en las regiones. También su nicho de mercado es muy reducido. Además, la tendencia mundial de recibir la información a través de medios digitales ha traído una fuerte crisis en el tradicional periódico impreso. Hoy es casi un milagro que existan en las regiones y también están expuestos a caer en la misma dinámica que me he referido respecto a las emisoras radiales. 

Ahora han surgido algunos remedos de medios de información en las redes sociales (ej: lo que pasa en…  El informativo…, el ojo…, el denunciante… etc.) que se popularizan a través de primicias locales, chismes, enlaces de noticias y hasta noticias falsas para cautivar por montones ingenuos y no muy amigos de la lectura, llegando a obtener miles de seguidores.  Pero al igual que los anteriores medios, terminan siendo utilizados o aprovechados por políticos o gobernantes y con cualquier contrato o favor del dueño del portal noticioso, terminan convertidos en casi que las oficinas de prensa oficiales, perdiendo también cualquier posibilidad de información veraz, objetiva y de calidad.

Este triste panorama, pone en alto riesgo a la democracia en nuestras regiones, ya que se pierde el valor de la prensa crítica contra los gobiernos que hoy en día, tienden al totalitarismo, al caudillismo y sobre todo a la manipulación de la información. Todo esto termina en una confabulación exitosa para la corrupción, para el tape-tape, para el desprestigio de quienes critican o destapan los desfalcos y el robo de los recursos públicos, los periodistas que investigan terminan siendo victimarios de los ladrones.

La democracia necesita "hechos e información, que tengan la capacidad de generar en el oyente o en el lector el discernimiento entre información veraz e información falsa o manipulada y, a la vez, de proyectar distintas perspectivas de la realidad y diversidad de opiniones. Por las anteriores razones, concluyo que las regiones están por todos los medios aisladas, pero sobretodo "incomunicadas".

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