“Tradición e identidad”


"Un ejemplo lo tenemos en los trajes típicos de los campesinos de los Alpes".  


Por Eugenio Pacelli Torres Valderrama*

Corresponsal del Chicamocha News en Europa

 

No es de extrañar que a medida que cambian los tiempos, los usos y costumbres de una sociedad, adquieran connotaciones diferentes, a veces para bien, a veces para mal. Un ejemplo lo tenemos en los trajes típicos de los campesinos de los Alpes. Su presencia en las ciudades de Austria y el sur de Alemania comenzó a ser notoria con la llegada de mujeres jóvenes que buscaban trabajo como empleadas domésticas. De hecho, la palabra «Dirndl», con la cual se denota este tipo de vestidos, originalmente significaba «muchacha», y una de sus principales características es el delantal, que en aquella época ponía de manifiesto el estado civil de su portadora, el nudo a la derecha indicaba que estaba casada; a la izquierda, soltera; y atrás, viuda.

Durante el siglo XIX, en respuesta a las humillaciones causadas por las invasiones extranjeras durante las guerras napoleónicas, hubo un florecimiento de las tradiciones germanas expresadas en la pintura, la literatura, la arquitectura, la música y el folclor. Ello llevó a que el Dirndl, y su contraparte masculina, los pantalones de cuero de venado, fueran reconocidos por los gobiernos de Austria y Baviera como trajes folclóricos, en un esfuerzo por reafirmar su identidad cultural.

Con el correr del tiempo, el otrora traje campesino comenzó a ser usado también por los miembros de la corte; en Austria su promotor fue el emperador Franz Joseph I y en Baviera el rey Maximiliano II. La costumbre pronto se extendió entre las gentes de clase alta.

La primera mitad del siglo XX en Europa, estuvo caracterizada por tumultos políticos, con la llegada de los Nazis al poder (1933 en Alemania, 1938 en Austria), el Dirndl fue utilizado para promover el ideal de la mujer germana, recordemos que una de las premisas del nazismo era la supremacía racial. A los judíos se les prohibió vestir el traje folclórico y es una paradoja, pues fueron precisamente tres hermanos judíos, Julius, Moritz y Max Wallach, quienes contribuyeron a su popularización, gracias a su fábrica en Munich. Ellos mismos organizaban desfiles y otros eventos para promocionar sus creaciones. En 1938 se vieron obligados a vender a bajo precio su negocio, Julius y Moritz emigraron a los Estados Unidos y Max perdió la vida en un campo de concentración.

Para cuando terminó la guerra, en 1945, la popularidad del traje típico había caído en picada debido a su asociación con la ideología nazi. Sin embargo, en algunas comunidades se siguió usando durante ocasiones festivas, especialmente en las zonas rurales y en Munich, donde había vivido su esplendor.

El Dirndl resurgió durante los juegos olímpicos de 1972, cuando la reina de Suecia lo lució en homenaje a la identidad bávara, y para 1990 había vuelto a ponerse de moda, según se afirma, debido a su conexión con el campo y lo natural. En las festividades como el Oktoberfest, la más grande y prestigiosa de Alemania, se considera el atuendo obligatorio y un informe de 2013 señala que es una prenda imprescindible en el guardarropa de la gente joven de Austria y Baviera.

En resumen, hemos visto que el vestuario típico de los campesinos de los Alpes ha pasado por cinco claras fases durante su evolución: Vestido de trabajo, indumentaria folclórica, moda en la aristocracia, símbolo de los Nazis, y finalmente como emblema de la reconciliación con la naturaleza y el rescate de la tradición. Si trazáramos un paralelo con el devenir de nuestros propios trajes típicos, bien valdría hacernos la pregunta: ¿En qué etapa estamos?

 

*Doctor en Ingeniería, Hokkaido University, Japón. Autor de los libros "Aprendizaje Creativo", "Más allá de la Caverna" y "Libérate Escribiendo", entre otros. 

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