OPINIÓN: “Un símbolo, una historia, un enemigo: EL CÓNDOR”

“Arcos de pájaros muertos

No quiso en Corpus tal

porque no pagan entierro

los deudos del animal.”

(Foto compartida en 2012, archivo personal).

 

Por Germán Alfonso Garcés Mariño

Chicamocha News – 02 de junio de 2021

¡Una aclaración antes de abordar otro tema!

Resulta irónico, de pronto censurable y hasta cuestionable, abordar un tema diferente, en estos momentos difíciles de nuestro país; en que nuestras miradas se centran entre los estragos de la pandemia COVID-19, donde vemos caer a nuestro lado a vecinos, amigos, conocidos y familiares, e internamente nos preguntamos en silencio, “nosotros cuando”; igualmente nuestra situación, no solo llama la atención en la pandemia, también en el inconformismo social, rodeado de polarización y desigualdad, donde quizás juzgamos de manera precipitada a quienes protestan, generando diferentes adjetivos hacia los jóvenes, quienes no toleran más ese país que nosotros mismos descompusimos; ¡sí¡, porque ellos no protestan por la Colombia de hace 20 años, protestan por ese estado corrupto y modelo de sociedad que no construyeron ellos, fue fruto del ciudadano que busca cómo evadir sus impuestos, en su momento como comprar la gasolina “veneca”, beneficiarse del contrabando, colarse en el sistema de beneficiarios para programas sociales, hacer una escritura por debajo del costo para disminuir las erogaciones estatales, tal vez ese empleado público que se benefició a título personal de los activos del Gobierno.

Es curioso ver como muchos de los establecimientos de nuestro país se convirtieron en venta de combustible barato, repuestos, herramientas, materiales, que de manera ilegal, pero bajo la mirada soterrada de los ciudadanos, llevaba a la quiebra a las instituciones y al traste con las obras y programas que deberían construirse o llevarse a cabo con estos recursos… no quiero finalizar este párrafo sin dejar de notar que muchos han empleado la frase: “por casualidad conoce a alguien en”, “usted no es amigo de”, “necesito un conocido en”, tal vez buscando cómo saltarse los conductos regulares, irrespetando la normatividad y dejando crecer ese modelo corrupto de Estado, sobre el cual protestan nuestros jóvenes, un estado que nosotros mismos corrompimos.

Tal vez, sin querer, el modelo corrupto lo hemos arraigado desde el mismo principio, casi pedagógico, en qué le decimos al niño, “si se toma la sopa, lo llevó al parque”.

Ahora, entrando en materia, desde niños hemos sido criados bajo una figura de patriotismo, simbolizado por nuestra bandera, nuestro himno y nuestro escudo, engalanado por la presencia del Vultur gryphus, Cóndor de los Andes, majestuosa figura casi mitológica o reencarnación de un ser supremo extraño, ha sido consagrado históricamente, posiblemente 600 años antes de Cristo, por los Muiscas en sus figuras orfebres, donde junto a colibríes, pavas, armadillos, osos… acompañan la simbología indígena de la región Andina.

Alexander Von Humboldt lo describe en diversos textos y lo ubica geográficamente, al referirse a estudios realizado sobre frailejones, en territorio de Concepción Santander, así como en otras regiones entre Santander y Boyacá, en fecha cercana a 1.800.

El Archivo Histórico de Santander, en algunos apartes de diferentes Gacetas Regionales, guarda algunas descripciones de la celebración del conocido Corpus Christi, o Jueves de Corpus, (fecha cercana en estos nuestros días, aunque no sea un jueves), pero que finalizando la década de los 60 e iniciando la de los 70, de forma anecdótica, en alguno de nuestros pueblos, describe cómo el Señor Cura Párroco, conmina a las familias del Páramo a participar activamente en las ceremonias del Corpus Christi, para lo cual dispone la construcción de cuatro arcos, como se les denomina a los altares que tradicionalmente se distribuían en las esquinas de la plaza o parque principal y sobre los cuales se detenía la fastuosa procesión en homenaje al Cuerpo de Cristo.

La voluntad del sacerdote buscaba rendir un homenaje patriótico a la simbología nacional y describe lo que sería uno de los atentados contra la fauna nativa más atroces de nuestra historia cercana, su solicitud se centraba en la consecución de cuatro Cóndores para presidir dichos arcos. Para la época, dicha solicitud era considerada casi orden y mandato divino; los textos no entran en detalles más allá de que para dicho jueves, los Cóndores estuvieron dispuestos en los arcos, claro con las concebidas consecuencias que todo animal trae después de muerto por varios días y sometido al sol abrasador de una mañana de junio. Por consiguiente, las moscas y los olores se distribuían por todo el pueblo, no deja de ser irreverente la Gaceta al narrar lo que días después solicitó dicho Cura, pidió no volver a presidir los altares con animales muertos, el sarcasmo se volvió dicho popular, afortunadamente para no dejar pasar la historia, alguien muy cercano a mí lo recordó textualmente:

“Arcos de pájaros muertos

No quiso en Corpus tal

porque no pagan entierro

los deudos del animal.”

Quiero con esta historia real o fruto de la tradición oral, sujeta a la fragilidad de la memoria, ilustrar cómo el Cóndor ha sido sometido tradicionalmente a transformarse en el enemigo de quienes invadimos su hábitat natural, el desconocimiento, y quiero decirlo con mayúscula, la IGNORANCIA de los pobladores de la región, que más allá de trofeo de caza le atribuyen un sinnúmero de acciones, que en muchas ocasiones han sido producto de oportunistas, quienes viendo en el Cóndor el enemigo común, aprovechan la oportunidad para saquear el ganado de sus vecinos.

En los últimos 10 años, en la región del Páramo del Almorzadero, se vive una utopía en torno al Cóndor, el cual cuenta con más enemigos que amigos, hemos visto oportunistas, políticos, seudocientíficos y, lo peor de todo, morir a los Cóndores...

En su momento, dentro de nuestras posibilidades, se apoyaron diversas iniciativas de conservación y convivencia, pero también se interpretó el egoísmo y un fuerte arraigo por la destrucción de los páramos; igualmente, observamos cómo las instituciones, las organizaciones y el Gobierno, abandonan, deslegitimizan y señalan dichas iniciativas, quizás por politiquería, pero mayormente por incapacidad, desprotegen proyectos como los liderados por el Parque Jaime Duque, la Fundación Neotropical, la Asociación Campesina Coexistiendo con el Cóndor-ACAMCO, que recientemente, tras un concurso, denominó su reserva como “La Piedra del Cóndor”.

No sólo el envenenamiento accidental, el envenenamiento criminal, los ataques con perdigones e inclusive los disparos de fusil, que se suman a las quemas y a la invasión del páramo, amenazan el hábitat del Cóndor; debemos recordar y desafortunadamente entender como contrario a lo que se pensaba, el reciente censo Nacional de Cóndores reportó solo 63 especímenes en el territorio colombiano; en el momento de escribir este artículo, 2 de junio de 2021, con tristeza debemos asumir que hay 3 menos, “presuntamente”, (esto para evitarle problemas al Director), fueron muertos por envenenamiento criminal.

Técnicamente, el Cóndor, por lo general se alimenta de animales muertos. Una vez localizada la carroña, los Cóndores no descienden a comer de manera inmediata, sino que se limitan a volar sobre la misma, o se posan en algún lugar desde donde esta se vea claramente. Uno o dos días pueden pasar hasta que finalmente se acercan. Un cóndor puede ingerir unos 5 kg de carne en un día y asimismo, puede ayunar hasta 5 semanas… queda claro que no ingieren un rebaño de ovejas en un día, ese tema ya lo narramos en párrafos anteriores.

Quiero recordar y lo pueden interpretar desde cualquier punto de vista, que Colombia cuenta con una amplia normatividad con alcances penales y dentro de las cuales me permito destacar:

Desde febrero de 2019, la Corte Constitucional profirió la sentencia C-045 en la que prohibió la caza en Colombia, debido al daño y maltrato al que eran sometidas las especies y el riesgo de atacar especies en extinción como el Cóndor.

La LEY 99 DE 1993, por la cual se crea el Ministerio del Medio Ambiente, reordena el Sector Público, encargado de la gestión y conservación del medio ambiente y los recursos naturales renovables, se organiza el Sistema Nacional Ambiental, SINA, y entre otras disposiciones, contempla la competencia y reglamentación para la conservación y protección de la Flora y Fauna nativa.

La LEY 1930 DE 2018, Por medio de la cual se dictan disposiciones para la gestión integral de los páramos en Colombia, establece como ecosistemas estratégicos los páramos, fija directrices que propenden por su integralidad, preservación, restauración, uso sostenible y generación de conocimiento; igualmente establece los páramos como territorios de protección especial, que integran componentes biológicos, geográficos, geológicos e hidrográficos, así como aspectos sociales y culturales.

El CÓDIGO PENAL COLOMBIANO, tipifica califica y confiere las sanciones por las diferentes contravenciones y delitos aplicables al ambiente, a la flora y a la fauna, así como a los activos de interés ambiental, y describe penas que abarcan entre los 3, 6 y 8 años de prisión en centro carcelario penitenciario.

Quizás, por obra de la providencia y dejando en claro que nunca he confiado en los políticos actuales, llámense senadores o congresistas, alguien en un momento de lógica y claridad mental propuso el proyecto de Ley bajo el cual se modifican algunas medidas del Código Penal para crear nuevos tipos penales y agravantes, el 1 de junio de 2021 día en que se conocían las dos primera muertes de Cóndores en el Páramo del Almorzadero, con 12 votos a favor, la Comisión Primera aprobó en primer debate el Proyecto de Ley No. 446 de 2021 Senado – 283 de 2019 Cámara, que pretende modificar algunas medidas del Código Penal, establecer unos nuevos tipos penales e incluir algunas circunstancias de agravación punitiva que permiten aumentar la protección existente a los recursos naturales.

Paula Inés (q. e. p. d.) y su paciente Vultur gryphus

(Foto archivo personal 2014).

Nos quedan los recuerdos de quienes han luchado arduamente por la preservación de la especie... entre ellos Paula Inés Jiménez Ibáñez, médico veterinario, quien en su vida luchó por salvar la vida de algunos de los Cóndores envenenados, igualmente a German Lizcano, quién soñó con una convivencia sostenible, social, ambiental y económicamente en la región del Páramo del Almorzadero, y a quienes dedico esta columna…

Los Cóndores son una especie en vía de extinción, ¡No un atractivo turístico! ...

Ojalá no convirtamos la reserva de “La Piedra del Cóndor”, en lo que sería la “Tumba del Cóndor”.

Siempre, mucho he repetido, hay que cambiar, “el hacer por hacer, por el saber hacer”.

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