Es muy probable que las soluciones estén en las mismas fincas y que tal vez la visita técnica que esperan recibir los agricultores, no es para que les vendamos productos. (Foto tomada de Internet).
Por Adalberto Rodríguez Carlosama - Ing. Agrónomo
Concepción Santander, Domingo 25 de julio de 2021
El pasado 21 de julio de 2021, en el estreno de un documental acerca de los frutos del páramo, de la emisora Voces Rovirenses, algo llamó mi atención. Es la frase de Libardo, un productor de papa, quien hizo la siguiente afirmación: "sin venenos no se puede".
Al escuchar la frase "no se puede", siento como si ya todo estuviera escrito… y que la última palabra ya se dijo… Algo dentro de mí se revuelve y a la vez me cuestiona. Me sorprende identificar cómo la cultura del veneno ya está impregnada en los tuétanos del agricultor y cómo la población sigue consumiendo moléculas de sustancias tóxicas que desde hace muchos años dejaron de ser alimento, para convertirse en algo que simplemente llena nuestros estómagos.
Cuando Libardo menciona estas palabras, a su lado se encuentra su esposa y sus bellos hijos, con sus mejillas chapeadas por el frío inclemente del páramo, aquella familia que no sólo está en contacto directo de sus cultivos de papa, que son el sustento diario, sino también de las altas descargas de venenos que se aplican como la primer y única estrategia de manejo que implementan los agricultores para combatir el daño generado por plagas y enfermedades.
En este sentido, vale la pena preguntarse… quién o quiénes fueron los encargados de hacer que los agricultores hoy en día piensen y sientan que ¿"sin venenos no se puede"?
A esta pregunta le pueden surgir mil respuestas y tal vez no valdrá la pena detenerse a escudriñar cada una de ellas. Lo que sí me parece interesante, es que, bajo los pensamientos de los profesionales del agro, a quienes la vida nos dio la oportunidad de pasar por un alma mater, podamos, a partir de esta problemática, generar acciones que, de la mano de la amplia oferta tecnológica y retomando los saberes campesinos, nos convirtamos en los agrónomos del futuro, que vuelvan al pasado a retomar lo que un día estuvo bien y que en algún momento se dañó.
Es muy probable que las soluciones estén en las mismas fincas y que tal vez la visita técnica que esperan recibir los agricultores, no es para que les vendamos productos. Considero que la visita que hay que hacer, antes que al cultivo, es a la familia, presentarnos como personas dolientes de una necesidad y que de manera conjunta podemos solucionar.
El momento de actuar se acerca, demás que es ahora mismo, pues no es solo Libardo quien dice que "sin venenos no se puede", estamos hablando de toda una población campesina ahogada en la incertidumbre de saber si su inversión tendrá el retorno que ellos esperan, mientras que profesionales como usted y como yo podemos contribuir a superar esta situación y que la agricultura siga siendo sostenible y sustentable para nuestros agricultores.
Esperando que logren "pañar" altas producciones y que sus cosechas nutran a un país con alimentos de calidad.
