La educación regional: un importante reto para el nuevo gobierno

Una buena educación, con un alto contenido de conocimiento, debe generar una sociedad más equitativa y justa en donde la corrupción y las malas prácticas que nos agobian deben quedar excluidas de nuestra ecuación como sociedad.

Por Reinaldo Meneses Quintero

Ingeniero Civil –UN-

La educación en Colombia pareciera haberse estancado en el tiempo, hasta el punto de reflejar una situación de precariedad y pobreza.

Recientemente, la revista Dinero, edición 2028 de marzo de 2021, publicó un ranking de colegios en Colombia, en donde reportó 1.160 instituciones educativas de educación secundaria de los 13.767 del país, en orden de puntajes promedios Icfes, actualmente denominadas Pruebas SABER 11 de 2020 y para sorpresa nuestra, solo aparece la Normal Superior Francisco de Paula Santander de Málaga en un modesto puesto, 359 (en el 2021 ocupo el puesto 423) no aparecen más colegios de la cuenca del Chicamocha, si incluimos Norte y Gutiérrez en Boyacá.

Los colegios más cercanos incluidos en esta lista, están en las ciudades de Floridablanca, Sogamoso, Duitama y Pamplona, situación que nos debe poner a pensar, toda vez que una buena educación secundaria es la base de una mejor sociedad y prosperidad de una región. No es posible que colegios, otrora referentes de gran calidad como el Custodio García Rovira, Nuestra Señora del Rosario, Normal Superior e Instituto Técnico Industrial de la ciudad de Málaga, no figuren como buenas instituciones educativas y solo sirvan para pensionar profesores a cargo de los erarios públicos y no garanticen una educación medianamente aceptable a nuestra juventud.

Esto tiene implicaciones nefastas para nuestra sociedad, pues la salud económica y la prosperidad de una sociedad se mide por la educación; estaríamos muy mal y perdiendo oportunidades frente al resto del país, y, qué decir con respecto al mundo, algunos alegan que ha habido estudiantes que han accedido a becas de formación superior otorgadas por el gobierno nacional en la denominación "Ser pilo paga", pero si consideramos que estas ayudas son asignadas a las regiones, independientemente de la calidad de la educación y en las que los beneficiarios no logran entrar a las mejores instituciones de educación superior, como debiera ser, no está bien.

Las consecuencias se ven en nuestra precariedad y pobreza manifiesta en una mayor desigualdad económica y tenemos que conformarnos y sentirnos realizados con ubicarnos en cargos locales en los que en muchos casos se accede con el objetivo de sacar ventaja de ellos y enriquecernos a costa de la miseria de nuestros paisanos.

Tenemos que pensar en revertir esta situación en la que todos somos culpables, pues hemos sido tolerantes con la mediocridad al creer que nuestra educación es de la mejor, sin exigir de nuestros gobernantes, educadores e hijos, mayor compromiso y más bien nos conformamos con la corrupción y mediocridad de las instituciones de nuestra sociedad. Somos una comunidad que no queremos entender que una buena educación es nuestra única salida al progreso y prosperidad equitativa para nuestra región, es evidente que los países que optaron por la buena educación y el mejor conocimiento son los que lograron acceder a los más altos estándares de nivel de vida y riqueza. Se ha visto, por ejemplo, en Japón, Corea del Sur, Israel, y muchos países europeos, no será posible llegar al nivel de ellos que son demasiado exigentes en la buena educación, pero debemos mejorar.

La educación, entendida como conocimiento, es el ingrediente que necesita cualquier sociedad para acceder a un alto nivel de vida, pues sin este conocimiento no se puede generar riqueza que nos permita hacer emprendimientos que generen empresas, bienes y trabajo, que permitan a la comunidad acceder a otros bienes como salud, alimentación, esparcimiento y más educación de buena calidad que permita cerrar el círculo de una sociedad de alto nivel.

La educación de calidad se debe convertir en el principal recurso con el que cuente nuestro país para pensar en convertirse en nación del primer mundo; esta educación debe entenderse como una, con un alto conocimiento y no de títulos, como a veces se piensa. Una buena educación, con un alto contenido de conocimiento, debe generar una sociedad más equitativa y justa en donde la corrupción y las malas prácticas que nos agobian deben quedar excluidas de nuestra ecuación como sociedad. No son suficientes nuestras riquezas naturales, porque si no las sabemos aprovechar se nos pueden convertir en un lastre para nuestro desarrollo. Los países más ricos no son los que tienen los mayores recursos naturales, sino los que mayores conocimientos tienen; basta ver países como Japón, Corea del Sur, Israel, Holanda, etc., quienes con muy escasos recursos naturales han escalado al primer nivel, solo a base de conocimiento y trabajo.

No será posible pretender mejorar nuestro nivel de vida creyendo que tal o cual persona en el poder es la solución a nuestros problemas de pobreza e inequidad, tenemos es que exigir un modelo de educación en que sea el mejor y que acompañado por buenos gobiernos, en especial honestos y justos, para poder avanzar hacia una sociedad más exitosa.

En Colombia, y en particular en nuestras regiones, desafortunadamente la educación entendida como conocimiento no es la mejor y en parte se debe a nuestra idiosincrasia en la que creemos que nos basta con el título y en la que el estudiante más avispado es el más exitoso, nuestra educación es muy precaria y nosotros no ayudamos, pues no le exigimos a nuestros maestros e hijos más compromiso con ella, somos dados a esperar con ansias las vacaciones y no los tiempos de clases y en la edad temprana, 5 a 15 años, en la que somos más permeables al conocimiento pero más rebeldes, no le damos importancia ni le prestamos atención a la educación, y cuando despabilamos ya es demasiado tarde, porque probablemente cuando terminamos el bachillerato hemos sido estudiantes mediocres y sin buenos conocimientos que nos impiden acceder a una buena educación superior.

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