Dile a Dios: Revísame — Y Prepárate para Crecer

Un Examen de Dios

"Oh Señor, has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí." (Salmo 139:1)

Dios ve más profundo que nuestros ojos

David, en el Salmo 139, no se esconde, no se justifica, no trata de aparentar. Él reconoce algo que todos necesitamos abrazar: Dios nos conoce por dentro y por fuera. Él conoce lo que decimos, pero también por qué lo decimos. Conoce nuestras acciones, pero también las intenciones detrás de ellas.

Cuando David dice: “Examíname, oh Dios” (Salmo 139:23-24), está haciendo una oración valiente. Está abriendo las puertas más profundas de su alma y permitiendo que Dios ilumine cada rincón. No para condenarlo, sino para sanarlo, fortalecerlo y guiarlo hacia una vida más plena.

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¿Qué significa permitir que Dios nos examine?

Significa decir:

“Señor, corrige lo que no puedo ver.”
“Revela lo que estoy negando.”
“Muéstrame lo que debo cambiar para avanzar.”

Dios no examina tu corazón para señalarte y avergonzarte, sino para restaurarte y ayudarte a crecer.

Él no acusa… Él transforma.

Aplicaciones para la Vida Diaria

En tu hogar:
A veces reaccionamos por heridas pasadas, cansancio o simplemente orgullo. Pídele a Dios que te muestre qué actitud debes ajustar para traer paz, respeto y amor.
Ejemplo: Si te cuesta pedir perdón, dile: “Señor, muéstrame por qué me cuesta tanto y enséñame humildad”.

En tu trabajo:
Puede ser que no entiendas por qué no avanzas, o por qué las relaciones laborales son tensas. Antes de mirar al jefe, compañeros o “el sistema”, ora:
“Señor, examina mi corazón. ¿Qué debo mejorar? ¿Dónde necesitas corregirme?”
Dios puede mostrarte un cambio en tu tono, en tu puntualidad, en tu actitud o incluso en tu forma de ver la labor diaria.

En tus amistades:
A veces cargamos expectativas, envidias silenciosas o heridas no resueltas. Pide a Dios que revele si hay resentimiento, orgullo o necesidad de sanar.
Un corazón sano ama mejor.

Reflexión de “La Promesa Diaria”

Querido amigo, Dios no te pide perfección, te pide disposición.
No te pide que te muestres fuerte, te pide que te muestres verdadero.
El crecimiento comienza en la transparencia.

Cuando oras como David:
“Examíname, oh Dios, y muéstrame lo que debo corregir”,
estás abriendo la puerta para que Dios te lleve a nuevos niveles de paz, madurez y bendición.

Él te conoce… y aun sabiendo todo, te ama profundamente.