Bendición en Unidad
"¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!"
— Salmo 133:1
Querido seguidor de La Promesa Diaria, hoy quiero hablarte de una de las bendiciones más poderosas, pero a veces más descuidadas: la bendición que fluye cuando vivimos en unidad.
El Salmo 133 nos revela una realidad espiritual profunda: la bendición de Dios no se desata en medio de la división, sino en medio de la armonía, el perdón y el amor mutuo. No es simplemente “llevarse bien” por conveniencia; es un llamado divino a reflejar el carácter de Cristo en nuestras relaciones.
Una Gracia que Dios Ordena
La Escritura dice algo sorprendente:
"Porque allí envía Jehová bendición y vida eterna"
— Salmo 133:3
La palabra “envía” también puede traducirse como “ordena”. Esto significa que la bendición no es opcional ni espontánea; es un mandato de Dios cuando vivimos en unidad.
La unidad atrae lo que el cielo ya ha decretado para ti:
-
Paz en tu hogar
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Fuerza en tus decisiones
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Firmeza emocional y espiritual
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Avance en tus proyectos y propósito
No es casualidad: la unidad abre puertas.
Jesús Nos Dio el Ejemplo
Jesús mismo oró:
"...que todos sean uno..."
— Juan 17:21
¿Por qué?
Porque la unidad es testimonio.
El mundo no será impactado sólo por nuestros sermones, sino por cómo nos tratamos entre nosotros.
Reflexión Personal
Permíteme preguntarte con amor:
¿Hay alguien con quien te cuesta tener paz?
¿Un familiar?
¿Un compañero de trabajo?
¿Un amigo con quien hubo una herida no resuelta?
La bendición que buscas puede estar detenida, no por falta de fe, sino por falta de reconciliación.
La Palabra dice:
"Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos."
— Romanos 12:18
Esto significa:
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Da el primer paso.
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Decide escuchar antes de responder.
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Perdona aunque no pidan perdón.
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Ama incluso cuando duela.
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Ora por quienes te hirieron.
La unidad es una siembra que dará fruto.
Aplicación a la Vida Diaria
En el hogar:
En vez de discutir para “tener la razón”, busca construir la paz.
Un “perdóname” o “vamos a hablar” abre puertas que la dureza cierra.
En el trabajo:
Elige ser el puente, no el obstáculo.
Tu actitud puede convertir un ambiente pesado en un espacio de respeto y cooperación.
Con amistades:
Aprecia más la relación que el orgullo.
A veces, un mensaje inesperado diciendo: “Pensé en ti, espero que estés bien” es el inicio de la sanidad.
Conclusión
Amar no siempre es fácil. Perdonar tampoco.
Pero el amor y la unidad son el lenguaje del Reino.
Cuando decides caminar en paz, tu vida se vuelve terreno fértil para la bendición que Dios ya ordenó sobre ti.
Toma la decisión hoy.
Sé constructor de paz. Sé portador de unidad. Sé reflejo del amor de Cristo.
Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]
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