OPINIÓN - Explosión del camión cisterna, doloroso estallido de miseria


Por Eduar Yesid Buitrago Gualteros*

 

Hasta hoy las víctimas fatales ascienden a 21, dentro de los 11 heridos más, siete aún continúan en estado de gravedad, algunos de los mismos trasladados a ciudades como Barranquilla, Bogotá, entre otras capitales en búsqueda de una mejor y más especializada atención médica, es hasta ahora el balance o resultado parcial de la explosión del camión cisterna cargado de combustible el cual se accidentó en la vía que de Santa Martha conduce a la ciudad de Barranquilla. 

Según han informado varios de los entrevistados por diferentes medios en calidad de familiares de la víctimas, la mayoría de los afectados directos ejercían la actividad de la pesca y el mototaxismo, todos al parecer pobladores del corregimiento de Tasajera, el cual forma parte del municipio de Puebloviejo Magdalena una municipalidad de aproximadamente 33.000 habitantes, ubicado a las orillas de la Ciénaga Grande y el mar Caribe.     

Tasajera es una de las regiones más pobres, así como aisladas de la región Caribe, en torno a su lamentable situación históricamente siempre han sido noticia la falta de servicios públicos esenciales, principalmente alcantarillado y acueducto, la temible contaminación de su ciénaga, la desnutrición de sus pobladores especialmente de sus niños y en general la ausencia del Estado es latente hasta en el aire que se respira intensamente contaminado producto del vertimiento de todo tipo de basuras y residuos humanos, los cuales ya parecen desgraciadamente adoquines del paisaje en sus calles; según el sociólogo Edgar Rey Sinning– es quizás, "el más llamativo caso de abandono y discriminación ambiental del país".

Al estar ubicado este corregimiento sobre la troncal del Caribe, que se pensaría en principio por su localización estratégica, grandes ventajas para el mismo, resulta siendo todo lo contrario, por tal razón a sus pobladores también se les ha reconocido ¨como revoltosos¨ ante el hecho de implantar retenes en la vía, protestas, revueltas y semejantes, siempre reclamando por sus derechos, así como sus garantías, lo cual no es para menos ante la compleja situación de olvido, además de las necesidades insatisfechas.     

La explosión del camión no es menos que el doloroso estallido de mísera que trae consigo el triste fallecimiento de 13 humildes personas hasta ahora, que tampoco resulta siendo una cosa diferente que la muestra de ¨hambre, necesidad, penuria¨ por la que atraviesan sus pobladores, quienes evidentemente al momento de lo ocurrido estaban arriesgando sus vidas tratando de obtener, tal vez, en el mejor de los casos 1 pimpina de gasolina, la cual valdría probablemente treinta mil pesos aproximadamente, pero que a juzgar por las imágenes este hecho representaba para ellos el hallazgo del más valioso tesoro, inclusive más importante que su propia vida, ahora, imaginémonos y concluyamos la magnitud de sus necesidades.    

Ante lo ocurrido, corroboramos una vez más con tristeza porque Colombia encabeza la lista de los países con mayor desigualdad social, a pesar de ser, sarcásticamente, uno de los más ricos del planeta en recursos naturales y biodiversidad, ello, de la mano con el sinnúmero de falencias u omisiones de parte del Estado, sus instituciones y los gobernantes que nos dirigen quienes están llamados a recapacitar frente a esta tragedia.    

 

Apostillo: A propósito de los hechos que nunca deberían olvidarse a fin de no repetirse, hace 6 años la tragedia enluto también el departamento de Magdalena, más hacia el norte, cuando un bus que transportaba niños quedó envuelto en llamas dejando como resultado 33 muertos y 17 heridos.

 

*Abogado especialista en derecho penal

Especialista en Responsabilidad y Daño

Candidato a Magister 


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