"El Jardín de los Sueños Dormidos"
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un hombre llamado Marcos. Era conocido por su habilidad para cultivar los jardines más hermosos. Su casa estaba rodeada de flores de todos los colores, y la gente venía de todas partes para admirar su obra. Sin embargo, había un rincón en su jardín que siempre permanecía vacío, lleno de tierra seca y maleza. Nadie entendía por qué Marcos, con todo su talento, dejaba ese lugar abandonado.
Foto de Ron Lach |
Un día, una niña llamada Clara, curiosa como siempre, le preguntó:
—¿Por qué nunca plantas nada en ese rincón?
Marcos sonrió y respondió:
—Ese es el Jardín de los Sueños Dormidos.
Clara, intrigada, quiso saber más.
Marcos explicó que el rincón simbolizaba todos los sueños que las personas habían olvidado o dejado de lado. Cada vez que alguien decía: "No tengo tiempo para eso", "No soy lo suficientemente bueno" o "Quizás algún día", Marcos tomaba un pequeño grano de tierra y lo colocaba allí, como si fuera un sueño que se había rendido.
Clara, con sus ojos brillantes, dijo:
—Eso es muy triste. ¿Por qué no despiertas esos sueños?
Marcos suspiró.
—Porque no depende de mí. Depende de quien los dejó aquí.
Esa noche, Clara no podía dejar de pensar en el Jardín de los Sueños Dormidos. Al día siguiente, decidió plantar algo en ese rincón. Con sus pequeñas manos, cavó la tierra y sembró una semilla que había encontrado en su bolsillo. Marcos la observaba desde lejos, intrigado.
Con el paso de los días, Clara regresaba cada mañana para regar la semilla. Pero la tierra era dura, y parecía que nada iba a crecer. A pesar de eso, Clara persistió.
Un mes después, un pequeño brote verde apareció en el rincón abandonado. Clara saltaba de alegría, y la noticia se extendió rápidamente por el pueblo. Al ver lo que había hecho la niña, la gente empezó a recordar sus propios sueños dormidos. Uno a uno, se acercaron al rincón con semillas simbólicas: una mujer plantó una semilla de danza, recordando su sueño de ser bailarina; un joven sembró su deseo de ser médico; y un anciano colocó su esperanza de escribir un libro.
El rincón abandonado se transformó en un jardín vibrante, lleno de vida y color. Marcos, emocionado, le dijo a Clara:
—Me has enseñado que los sueños dormidos pueden despertar, pero necesitan cuidado, paciencia y acción.
Desde entonces, el Jardín de los Sueños Dormidos se convirtió en un lugar especial, un recordatorio de que nunca es tarde para retomar lo que el corazón anhela.
Lecciones y Moralejas
Los sueños olvidados pueden florecer: Solo necesitan que les dediques tiempo y esfuerzo, igual que una planta necesita agua y luz.
- Aplicación: Si tienes un sueño que has dejado de lado, empieza hoy con un pequeño paso. Escríbelo, planea y actúa.
La perseverancia vence la dificultad: Clara no vio resultados inmediatos, pero no se rindió, y su esfuerzo dio frutos.
- Aplicación: Enfrenta los desafíos con constancia. Cada paso, aunque pequeño, te acerca a tu meta.
Inspira a otros con tus acciones: Cuando Clara empezó a sembrar, motivó a los demás a recordar sus propios sueños.
- Aplicación: Sé un ejemplo en tu entorno. Tu esfuerzo puede animar a otros a perseguir sus metas.
Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]
El Periódico Web
Periódico Chicamocha News
Internet Para Educar
#HistoriasDeSuperación #MotivaciónDiaria #CrecimientoPersonal #ValorInterior #EspírituEmprendedor #DescubreTuPotencial #InspiraciónContemporánea #DesarrolloPersonal #SuperaciónDeMiedos #ReflexionesParaElAlma
#DespiertaTusSueños #HistoriaMotivadora #InspiraciónDiaria #NuncaEsTardeParaSoñar #PerseveranciaQueInspira #MotivaciónPersonal #SueñosQueFlorecen #EsfuerzoYPaciencia #VuelveACrecer #JardínDeSueños