¿Amor sin Llamas? Cómo tus Palabras pueden Transformar tu Matrimonio y tu Hogar.

Delicias amorosas: cuando el amor se cultiva con palabras y presencia

“Tu amor me deleita, mi tesoro, mi novia. Tu amor es mejor que el vino, tu perfume es más fragante que las especias”
(Cantar de los Cantares 4:10)

Querido seguidor de “La Promesa Diaria”,
la Palabra de Dios nos recuerda que el amor verdadero —especialmente dentro del matrimonio— no es frío, distante ni rutinario. El Cantar de los Cantares nos abre una ventana íntima y sagrada donde el amor entre un esposo y una esposa es celebrado sin vergüenza, con palabras cargadas de admiración, deseo y deleite. Dios no creó el amor conyugal para sobrevivir apenas, sino para disfrutarse plenamente, con honra, ternura y gozo.

Desde el principio, Génesis nos muestra el diseño original:
“Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban” (Génesis 2:25).
No solo habla de desnudez física, sino de transparencia emocional, de una relación donde no había miedo al rechazo ni reservas para amar. El pecado trajo distancia, pero el propósito de Dios sigue siendo la restauración del deleite, la confianza y la intimidad.

Amar también es aprender a elogiar

Uno de los grandes retos en el matrimonio —y en toda relación significativa— es mantener vivo lo que al inicio parecía tan natural. El texto nos deja una enseñanza profunda:
👉 No solo elogiamos lo que disfrutamos, también disfrutamos lo que elogiamos.

Cuando dejamos de expresar admiración, aprecio y ternura, el amor comienza a apagarse lentamente. Tal vez no siempre podamos controlar lo que sentimos, pero sí podemos controlar lo que decimos. Las palabras tienen un poder creativo: pueden levantar, sanar, encender… o apagar.

El apóstol Pablo lo confirma cuando dice:
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación” (Efesios 4:29).

Reflexiones para la vida diaria

Aquí algunos ejemplos prácticos que pueden transformar relaciones cotidianas:

En el hogar:

  • Decir “gracias” por lo que antes dabas por sentado.

  • Reconocer el esfuerzo del otro, aunque no sea perfecto.

  • Expresar cariño con palabras sencillas: “Me encanta cómo eres”, “Valoro lo que haces por nuestra familia”.

En el trabajo:

  • Aprender a elogiar genuinamente a colegas o colaboradores.

  • Reconocer capacidades y logros en lugar de enfocarse solo en errores.

  • Crear ambientes donde las palabras edifican y no desgastan.

En las amistades:

  • Afirmar la importancia del otro con palabras sinceras.

  • Recordarles cuánto aportan a tu vida.

  • Ser intencional al expresar aprecio antes de que el silencio enfríe la relación.

Una chispa que vuelve a encender la llama

Tus palabras de admiración y amor pueden convertirse en esa chispa inesperada que renueva el vínculo. Dios nos llama a amar con hechos, pero también con palabras. El amor que se expresa se fortalece; el amor que se calla, se marchita.

Hoy, decide hablar vida, hablar deleite, hablar honra. Porque cuando el amor se cultiva a la manera de Dios, se renueva, se profundiza y se disfruta.

Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]


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