Viviendo para Dios: disfrutar la vida con propósito y responsabilidad
Querido seguidor de “La Promesa Diaria”,
la Palabra de Dios tiene una manera especial de hablarnos al corazón, especialmente cuando toca temas tan cercanos como la juventud, el disfrute de la vida y la responsabilidad espiritual. El texto de Eclesiastés 11:9 nos presenta una verdad poderosa y equilibrada: disfruta la vida, pero vive consciente de Dios.
“Alégrate, joven, en tu juventud… pero sabe que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.”
Una invitación a disfrutar… con conciencia eterna
La Biblia no condena la alegría, ni el gozo, ni el entusiasmo por vivir. Al contrario, Dios nos anima a disfrutar cada etapa de la vida. Juan 10:10 confirma esta verdad cuando Jesús declara que vino para darnos vida en abundancia. Sin embargo, esa abundancia no es libertinaje, sino plenitud con propósito.
Las Escrituras nos enseñan que cada día es un regalo y cada decisión una semilla. Gálatas 6:7 nos recuerda que todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará. Vivir para Dios no significa dejar de disfrutar, sino aprender a disfrutar sin perder el rumbo del corazón.
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Mirar la vida con ojos de hijo
El autor de Eclesiastés nos invita a vivir con alegría, pero también con responsabilidad espiritual. Dios no es un juez distante, es un Padre amoroso. Jesús nos enseñó a confiar como niños (Mateo 18:3), con una fe sencilla, expectante y libre de ansiedad.
Los niños viven el presente sin cargas innecesarias. Así también Dios desea que vivamos: confiando en Él, descansando en Sus promesas y enfrentando cada día con esperanza. Salmo 84:11 nos asegura que el Señor no negará nada bueno a los que caminan en integridad.
Ejemplos aplicables para la vida diaria
En el hogar:
Disfrutar la vida para Dios puede comenzar con algo tan simple como compartir tiempo de calidad con la familia, hablar con respeto, escuchar con atención y sembrar palabras que edifiquen. Honrar a Dios en casa es vivir con gratitud y amor práctico.
En el trabajo:
Vivir para Dios implica dar lo mejor, aun cuando nadie nos observa. La responsabilidad, la honestidad y la excelencia reflejan una vida que entiende que todo trabajo también es una forma de adoración (Colosenses 3:23).
En las amistades:
Elegir amistades que sumen, que edifiquen y que inspiren decisiones sabias es una forma clara de vivir para Dios. Disfrutar momentos, reír, compartir, pero sin comprometer los valores que Dios ha sembrado en el corazón.
Un llamado final al corazón
Hoy Dios nos invita a mirar la vida con nuevos ojos. A vernos como Él nos ve: amados, valiosos y con propósito. Cada día es una oportunidad para comenzar de nuevo, para vivir con gozo y caminar con responsabilidad espiritual.
Recuerda siempre: nuestro propósito de Vida es: Vivir la Palabra con V de Victoria.
Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]
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