El 5 de mayo
de 1.901, bajo las directrices del señor obispo de la Diócesis de la Nueva
Pamplona, Doctor Ignacio Antonio Parra, ante las múltiples solicitudes hechas
por la Madre superiora de la Casa Asilo de Pamplona, del Clero de la provincia
de García Rovira, del Concejo Municipal, de la Junta de Fabrica de esta iglesia
parroquial, de los benefactores y del pueblo en general, se da inicio a la
formalización del Asilo, en cabeza del presbítero José de Jesús Peralta.
Hicieron presencia el señor Leoncio Medina, Prefecto de la provincia de García
Rovira, el Alcalde y mayordomo de fábrica de la Santa Iglesia parroquial el
señor Pedro Suárez y la hermana Flavia del Carmen García, directora de la
congregación de las Hijas de María y las hermanitas de los ancianos
desamparados. Se registra como la primera benefactora del asilo a la niña Rita
Gómez. El 20 de marzo de 1.902 ingresa la primera postulante (anciana),
Emiliana Moreno Moreno. En 1.931 el padre Eduardo Laviña, adquirió el lote
donde se terminaron de construir las instalaciones actuales del Asilo, y se da
inicio a la construcción de esta hermosa capilla, la cual finalmente fue
bendecida en el año de 1.954.
En estas
instalaciones también funcionó inicialmente el Hospital Santo Domingo de
Málaga, el cual fue trasladado posteriormente a la sede actual.
La
arquitectura de la iglesia, para algunos escritores, es catalogada como un
estilo neogótico, sin embargo, para algunos familiares de las personas que
trabajaron en su construcción, el estilo arquitectónico de la iglesia es un
estilo gótico normando, el cual fue promovido en Colombia por el Padre Andrés
Basset, originario de Francia, quien vino a estudiar a Bogotá como seminarista
y posteriormente graduado como Padre en el seminario Malvaría, del municipio de
Usaquén, hacia el año 1.939 aproximadamente (hoy barrio de Bogotá DC), quien
tenía grandes conocimientos innatos para la arquitectura y fue así como diseño
las iglesias de San José de Miranda y la del Asilo San Antonio de Málaga, entre
muchas otras. El padre hacía los diseños y contrataba los obreros,
permitiéndole al señor Numa Pompilio Cáceres, oriundo de San José de Miranda, que
actuara como maestro de obra de estas construcciones.
La historia
anterior nos permite reflexionar sobre la gran importancia, no solo por su
labor social y misericordiosa con los ancianos desamparados, sino también por
el patrimonio arquitectónico e histórico que representa para la ciudad el Asilo
san Antonio de Málaga.
El trabajo
incansable y bondadoso de las hermanitas de los ancianos desamparados no ha
sido fácil, han sorteado miles de dificultades económicas a través de su
existencia, cada año se ven en la penosa obligación de recurrir a la ayuda de
malagueños y rovirenses, mediante una radiotón, para obtener recursos para su
sostenimiento.
Aún con las
ayudas que el gobierno nacional ha otorgado para el subsidio de supervivencia
de los hogares de paso, lamentablemente no todos los municipios hacen sus
traslados de éstos para que cubran las necesidades de más de un centenar de
ancianos de la provincia que allí mantienen.
Pero no
solamente estas ayudas no llegan como debería ser, también han tenido que
lidiar con la pandemia de la COVID-19, desafortunadamente también les toco
afrontar situaciones adversas con un gran número de sus protegidos.
Hoy este
patrimonio social y arquitectónico de la ciudad presenta dificultades
estructurales en su planta física y de no ser intervenidas, muy posiblemente
este hogar de ancianos podría desaparecer y convertirse en una “reliquia” más
de la arquitectura malagueña, como es el caso de otras edificaciones que no se
han mantenido y hoy son solo ruinas y fragmentos de historias incompletas.
La Hermana
Sor Dilma Barreto, representante legal del hogar Asilo San Antonio de Málaga,
nos llama hoy de manera urgente a que tengamos una pequeña contribución con
esta gran obra y rescatemos sus locaciones y no permitamos que lamentablemente
desparezca esta inmensa obra de misericordia que lleva más de 120 años en
Málaga, brindando techo y alimento a nuestros ancianos desamparados.
Esta
situación de pandemia nos ha vuelto más vulnerables, pero también sé que ha
desprendido desde los más profundo de nuestro corazón un sentido de solidaridad,
por eso me atrevo a acudir a ustedes amigos y conocidos y quienes acostumbran a
seguirnos en estas redes sociales, a que aportemos nuestro granito de arena, lo
que puedan, 5.000, 10.000, 50.000 o más, si así su corazón les conmueve, o en
especie (cemento, pintura, arena, etc.), para lo cual pueden coordinar con la
madre superiora.
Sus
donaciones las pueden hacer a la siguiente cuenta de ahorros de
Bancolombia: 31286084602, a nombre de
Asilo San Antonio, o comunicarse al número celular 3208815252 o teléfono fijo
037-6607401 y coordinar su
importante y generoso aporte.
“Nunca olvides la importancia de compartir con
quien hoy lo necesita, la generosidad, la bondad y la compasión para con los
otros, multiplicarán las bendiciones para ti”.