“El cuaderno de las bendiciones”
Marta era una mujer alegre por naturaleza. Siempre había sido el alma de su casa y la sonrisa de su oficina. Pero los últimos meses habían sido especialmente duros: la empresa donde trabajaba anunció recortes, uno de sus hijos enfrentaba problemas en la universidad y, para colmo, una enfermedad leve la mantenía sin energía.
Sentía que su vida se había vuelto una lista de preocupaciones y no de agradecimientos. Su oración cada noche era más un lamento que una conversación con Dios. Un día, mientras limpiaba su escritorio, encontró un cuaderno vacío con la portada que decía: “Cada día es un nuevo comienzo”.
En ese instante recordó algo que su abuela solía decirle cuando era niña:
“Cuando sientas que la tristeza te visita, cuéntale a Dios tres cosas buenas que te haya regalado ese día.”
Sonrió con nostalgia y decidió empezar una nueva costumbre. Esa noche escribió:
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“Hoy desperté.”
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“Pude preparar la cena para mi familia.”
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“Recibí un mensaje de mi mejor amiga.”
Parecía algo pequeño, pero ese simple acto encendió una chispa en su interior. Al día siguiente, lo volvió a hacer. Y al siguiente también. Poco a poco, su corazón comenzó a llenarse de gratitud. Su mirada cambió: donde antes veía problemas, empezó a notar oportunidades. Donde antes había queja, ahora había esperanza.
Una mañana, antes de salir al trabajo, miró al espejo y declaró con voz firme:
“Dios está cambiando las cosas para mi bien y Su gloria.”
Ese día, sin esperarlo, recibió una llamada: su empresa había decidido mantenerla, e incluso le ofrecieron un nuevo proyecto. Marta lloró de alegría, no solo por la noticia, sino porque había redescubierto algo que había perdido hacía tiempo: su gozo.
Pasaron los meses y el cuaderno se llenó de páginas escritas. No eran solo palabras, sino testimonios de la fidelidad de Dios. Cada frase era un recordatorio de que la alegría no depende de lo que ocurre fuera, sino de lo que cultivamos dentro.
En una de sus últimas anotaciones escribió:
“Hoy no todo salió bien, pero tengo paz. Y eso también es una bendición.”
Lección para la vida
Marta comprendió que el gozo verdadero no se encuentra en los logros, ni en la ausencia de problemas, sino en aprender a agradecer en medio del proceso.
Cuando eliges declarar tu fe, recordar tus bendiciones y vivir con gratitud, algo cambia profundamente en ti: revive tu alegría.
💫 Reflexión final
Querido amigo de La Promesa Diaria, quizás tú también sientas que la vida te ha robado la sonrisa. Pero Dios quiere devolverte el gozo que un día llenó tu corazón.
Empieza hoy: declara con fe, escribe tus victorias, y agradece cada detalle.
Verás cómo tu espíritu se renueva y tu alegría florece de nuevo.
📖 Nuestro propósito de Vida es:
“Vivir la Palabra con V de Victoria.”
Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]
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