OPINIÓN: “Otra vez, Vestidos y Alborotados…”


Hijos audaces de altiva breña

a la que amamos con frenesí,

somos la raza que lucha y sueña

en la conquista del porvenir

 

Otros vienen del aula fecunda

animados del genio creador,

a esculpir en el muro del tiempo

la esperanza de un mundo mejor...

 

Por Germán Alfonso Garcés Mariño

El tiempo termina por volverse maestro, ese maestro que enseña la interpretación de nuestros pasos en el transcurrir de la vida; volteando a mirar esos pasos, no hacia atrás, sino hacia sus enseñanzas, me llena de recuerdos y sonrisas el trasegar por el Chicamocha Medio.

Recorrer los caminos, con ese estricto cronómetro que quizás tenía Teodomiro Días, cuando subía de Cepitá a Laguna de Ortices, para pasar por Chicacuta y llegar a Molagavita, que nos enseñó qué "tabaco y medio", es la unidad de tiempo que transcurre en el recorrido donde la mula exige volver a tomar agua.

Porque no llegará a casa de la familia Almeida Gomez en Vega de Infantes, donde "almuerzo sin ají, yuca y guarapo, no es almuerzo"; familias que enseñan como la tierra forja el carácter la honestidad y por lo tanto la persona.

Cómo no, al recordar esa descripción de la mujer bella, que en su momento hace Sebastián Hernández, en la Mesa de Capitanejo, qué palabras más o palabras menos, una mujer buena moza era aquella: "grande la vieja, gorda y colorada la vieja, con dos moños gruesos la vieja…" capaz de atender el marido, los chinos, el surco, el desayuno, el puntal y el almuerzo; sin mayor queja más allá a que la leña está verde.

Salir del Cristo del Carmen donde Pablo Vega nos relata la historia tradicional, y en estricta métrica nos enseña que; "un jurguero son dos puchos y medio, que un pucho son veinticinco ataos, que un atao son dos manotadas, y tal vez una manotada es algo más que un poco"; en su descripción del quehacer tabacalero.

Pasar por las Tapias donde Don Ramírez, no recuerda, ni quiere recordar, si es boyacense o santandereano, pero si sabe que quiere su tierra, así no sea más que una pequeña vega del río, que sacó adelante a sus padres, a él, sus hermanos, sus hijos, sus nietos y ahora a sus bisnietos. 

Cruzar el río por Soatá, donde el profesor Correa Sánchez, no entra en la discusión de la cantidad ideal de mute, permite establecer la dosis mínima legal en dos tazas, esas que no pueden ser inferiores a 250 centímetros cúbicos cada una y que dejan a voluntad, la ñapa, pero sí con la exigencia que no puede ser inferior a media taza; debemos recordar que en alguna de nuestras constituciones, el mute fue considerado como el eje del desarrollo económico del país, toda vez que involucraba la producción agropecuaria regional en un solo plato; da miedo ante tal interpretación, controvertir la dosis mínima legal.

 

Estas seis anécdotas del recorrido en el Chicamocha Medio están estrechamente ligados a dos estrofas, dos himnos diferentes, dos departamentos diferentes, dos regiones diferentes; pero de una sola gente que tiene sus ojos puestos en el porvenir y la esperanza de un mundo mejor.

¿Por qué?, a esta raza de personas, provenientes de Laches y Chitareros, pareciera que el destino los tiene obligados a la burla la utilización y el menoscabo de la clase política nacional, regional y local.

Recientemente vemos cómo, debo aclarar en este momento, he sido discreto al referirme a él por razones académicas del pasado, Iván Duque Márquez y su equipo de trabajo, anuncian con bombos y platillos, la visita al territorio; con gran elocuencia y disfrazando el cumplimiento de un fallo judicial, hacer entrega del 19% de la vía Curos Malaga "Pavimentada", así como de magníficas inversiones a realizar en un futuro cercano de 10 años.

Y como siempre vestidos y alborotados; burlándose hasta de la capacidad de interpretar la tecnología en los medios de transporte, la modernidad de estos y olvidándose que tal vez como a los Laches y los Chitareros, ya no nos compran con espejos. 

No voy a pormenorizar que la entrega de un laboratorio y la celebración de un cumpleaños sea menos importante que su presencia, en cumplimiento de un fallo judicial, repito, a la región del Chicamocha Medio; pero una vez más vemos la desidia de la clase política tradicional disfrazada, tras un nuevo partido o una coalición, utilice a la ciudadanía regional.

Pareciera que estamos condenados a la clase política de vergüenza, esa que en su momento destruyó los activos de García Rovira en la Electrificadora de Santander, desapareciendo las plantas generadoras de Servita y Calichal; dejo a medias la construcción de la línea de 115.000 voltios, en una maniobra muy confusa, que se debiera investigar… y a esos mismos los denominaron huéspedes ilustres.

Esa clase política regional, que con la bandera de defensa al campesino ha dejado desaparecer las comercializadoras de tabaco en la región, desprotegiendo a 6000 familias de cosecheros, esa clase política regional, ha monopolizado el sistema financiero público, concentrando el crédito y beneficios como los famosos subsidios en sus fundos personales.

Tal vez esa clase política local, que se ha convertido en mercaderes de votos, sí, esos que nos venden en reuniones clandestinas con la clase política nacional y que vienen, como ya lo hemos relatado en otros artículos, cual fábula de Lázaro y el Rico Epulón, a distribuir sus migajas a cambio de votos.

Estamos condenados quizás por qué es tan delincuente quién compra el voto como quien lo vende.

Esos politiqueros que vemos el día de ayer, renunciando a sus curules, como ratas que huyen de un barco hundido y que sé, en unos días estarán nuevamente reencauchados por interpuesta persona, con nuevos nombres, renaciendo de sus propias cenizas a expensas del miedo y la necesidad del pueblo.

Podríamos extendernos relatando una y otra las hazañas que esta horda de politiqueros baratos han enmarañado en la región del Chicamocha Medio, a fin de tener el poder, el nombre y el dinero que no merecen, muchos de ellos son indignos de ser de la región, muchos de ellos son una vergüenza para el partido al que pertenecen y muchos de ellos son inferiores al apellido que los cubre.

Una vez más vienen las elecciones, viene el mercado de ilusiones y de promesas, pero también viene la oferta de votos y vamos a escuchar voces como esta que piden que ya es hora de hacer conciencia, de pensar en todos, dejar de depender de dos cuando en Colombia somos cerca de 50 millones de ciudadanos.

Debemos darnos cuenta que la región del Chicamocha Medio es nuestra, qué sociocultural y económicamente es importante, que agroecologicamente tiene con qué, que podemos construir un futuro todos, sin mesías.

Siempre, mucho he repetido, hay que cambiar, "el hacer por hacer, por el saber hacer".

 

 

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