Ya se acabaron los machos
Esos machos de mi tierra
Aquellos que se morían
Peleando sobre una piedra.
Que defendían con sus vidas
El amor de sus morenas
O se bebían el mar
En una noche cualquiera.
(Canción:
Ya se acabaron los machos).
José
A. Morales L.
Chicamocha News – enero 2 de 2022.
No resulta difícil iniciar esta columna con un saludo de
Año Nuevo, con los mejores deseos para todos nuestros lectores; es lógico
mantener el agradecimiento permanente con quienes se toman el tiempo para
leernos y muchas veces para generar sus propias opiniones.
Un año nuevo indistintamente de la situación cronológica,
despierta en los seres humanos esperanzas, y por qué no, si todos estamos
colmados de ilusiones que van desde lo individual, hasta lo general.
El Año Nuevo, en un ámbito más festivo que la Navidad,
pero tal vez lleno de la misma energía que engrandece al ser humano, genera una
fuente de fervor, solidaridad, buenos deseos, ansiedad de compartir y de
engrandecer la sociedad; situación que parece perderse dos o tres días después,
según el avance del nuevo año…
El 2.022 es un año coyuntural para nuestro país, se debe
elegir la primera línea de la dirigencia legislativa, Senado, Congreso, y
ejecutiva, en cabeza de la Presidencia; por eso, vale la pena la canción de
José A. Morales L., se deben elegir los “Machos”, que representen al pueblo
colombiano; esos Machos que propendan por ser verdaderos servidores públicos y
no sean la manipulación de una parcela electoral, ausentes de verdaderas
capacidades, más sí, con presunto prontuario,
(adjetivo que al parecer les quita lo delincuentes), quienes, más que el
progreso del país, buscan su satisfacción económica personal y la preservación
del poder que les garantiza impunidad…
La historia precolombina nos recuerda que en Chitareros y
Laches, eran servidores públicos de la época quienes se hacían acreedores del
cargo, por sus capacidades de liderazgo y arraigo, muchas veces solo lograban
ameritarlo quienes vivían para contarlo.
Durante la colonia, los líderes de esta tenían
capacidades intelectuales, militares, navales, cartográficas y,
desafortunadamente, en algunas ocasiones delictivas, quizás fuente de la
degeneración de la clase dirigente actual.
En el período de independencia, se destacaron los líderes
de capacidad de pensamiento, formación intelectual, capacidad de emprendimiento
y arraigo para asumir lo militar como verdaderos Machos.
Históricamente, el servidor público ha estado tal vez
desde el “sereno”, quien propendía por mantener la iluminación de las
calles, el vigía, montando guardia noche tras noche desde las garitas, un oficio
vigente, como resultado de la inseguridad que pulula en la sociedad; hasta
servidores públicos que redactan constituciones, leyes, normas, y tienen la
capacidad para disponer de los recursos de la nación en cantidades que, para
muchos de nosotros, escapan a la propia comprensión.
Desde la conformación de la sociedad, la necesidad de
servicios públicos, independientemente tangibles o no, se han constituido en el
eje de la organización de la civilización, elementos como la seguridad, la
vivienda, la alimentación, posteriormente la educación, más reciente la salud y
posteriormente la información; son entre otros ejes de la organización estatal.
Tan antiguos como la sociedad, para el año 700 antes de
Cristo, se evidencian vestigios de la construcción de los primeros acueductos,
que, por demás, se limitaba solo a un trayecto de 30 kilómetros de longitud,
dando abastecimiento de agua a la ciudad de Jerusalén.
Por todos es conocido el desarrollo del acueducto Romano,
hacia el año 312 antes de Cristo, con sus diversos avances tecnológicos de la
época, llegando a acumular una red para transportar 135.000 metros cúbicos de
agua por día.
Durante la conquista, se evidenciaron avances en
ingeniería para la construcción de acueductos entre Aztecas, Mayas e Incas, con
antigüedades superiores a los 1.000 años.
En nuestro país, la historia de los acueductos, desde los
simples acopios de agua en las plazas hasta los acueductos propiamente dichos en
Santa Marta, Santafé de Bogotá, hacia 1.580, posteriormente Cartagena, Medellín
y Cali, en los años posteriores a 1.905, forman parte de la tradición de los
servicios públicos como estructura de ciudad y, obviamente como transformación
de la ciudadanía, en cabeza de sus servidores públicos.
Resulta curioso ver cómo la clase política tradicional y
vigente busca formas para apropiarse de los bienes públicos, transformando las
necesidades de la sociedad en negocios privados que, curiosamente, hacen
parecer inviables para el sector público, pero que posteriormente los vemos
sumamente rentables en el sector privado.
Por todos lados vemos cómo quebrar las EPS, es el primer
paso que hay que dar para transformar la salud en un nuevo negocio, como lo vivimos
recientemente los garciarovirenses en Santander y los habitantes de Norte y
Gutiérrez en Boyacá, con la liquidación de la EPS Comparta.
Una interpretación altamente errónea de la privatización,
como herramienta de Desarrollo Social, y de una mejor calidad de prestación de
los servicios públicos, la asumen estos mercaderes del desarrollo, quienes
argumentan falacias como la carga prestacional que se vuelve insostenible para
los municipios, el riesgo sindical y una supuesta burocratización del servicio
público; a cambio, propenden por las nóminas paralelas, la tercerización, la
contratación y subcontratación, generando sobrecostos evidentes pero soterrados,
en amparadas leyes acomodadas para la descentralización administrativa.
Un ejemplo latente y actual lo representan las Empresas Públicas
Municipales de Málaga, que Gobierno tras Gobierno, periodo electoral tras
periodo electoral, viven un riesgo absoluto de ser calificadas como inoperantes,
insostenibles y de alto riesgo financiero, para así abrir esa puerta
preocupante hacia su enajenación.
“La situación de una entidad pública es fruto de sus
propios administradores”.
Textualmente, según la Superintendencia de Servicios Públicos
Domiciliarios, “Empresas públicas municipales de Málaga E.S.P.,
E.P.M.E.S.P., es una empresa de servicios públicos de tipo Empresa Industrial y
Comercial del Estado de orden municipal”. Con una cobertura cercana al 100%
de la población urbana del municipio de Málaga, esta empresa, con 54 años de
existencia, toda vez que, hacia 1.968 existía como una ambiciosa propuesta
denominada ACUASUR, que buscaba la administración de diferentes servicios en
diversos municipios de García Rovira, entre ellos Cerrito, Concepción, San
Miguel, Macaravita y Málaga.
Para 1.973 se consolidó como empresa autónoma y adquirió
su naturaleza jurídica de empresa de servicios públicos, incluyendo acueducto,
alcantarillado, aseo y asumiendo las regulaciones estatutarias de ley.
Siendo testigo de diversas iniciativas infructuosas, las
empresas públicas municipales de Málaga han buscado fortalecer su portafolio de
servicios y, sobre todo, consolidarse como uno de los activos más valiosos, no
solo del municipio de Málaga, sino también de la provincia de García Rovira, y
por qué no, del Chicamocha Medio; pero, como siempre, faltó la verdadera
voluntad política.
Proyectos como los acueductos regionales, la planta de
tratamiento de residuos sólidos de carácter regional, asumir la administración
de los recursos de agua potable, acueducto y alcantarillado de diversos
municipios, son alternativas de negocio que generan rentabilidad y que deben
tener la visión suficiente para generar excedentes, entrar en la administración
de otros negocios como el alumbrado público y las plantas de sacrificio de
ganado para consumo humano, representan otras iniciativas que deben asumir la
Junta Directiva y sus Administradores, para así fortalecer la actividad
misional de la institución y, como ya lo hemos dicho, el carácter de Activo
Esencial.
Sin embargo, nos convertimos en testigos de su deterioro,
independiente de las características de las personas, que entiendo, actúan de
buena fe al asumir la dirección de empresas públicas municipales de Málaga;
resulta preocupante y aberrante el interpretar que el objetivo administrativo
sea único y esencialmente su enajenación; debo aclarar que esta es una
interpretación y que espero en la realidad pública, ¡NO¡, se estén dando pasos
hacia una privatización.
“Hoy
he vuelto a ver sus tierras
Arrugadas
de tristezas
Y
en las fardas de sus casas
Telarañas
del olvido
Porque
los machos se fueron
Se
fueron y no volvieron
Y
nadie se bebe el mar
Ni
pelea por sus morenas
Por
eso es que al recordarlos
Nos
duele el alma de pena.
(Canción:
Ya se acabaron los machos).
José A. Morales L.
Siempre, mucho he repetido, hay que cambiar, “el hacer
por hacer, por el saber hacer”.