de Dios: nada bueno retenido

“El tiempo exacto del bien”

Lucía llevaba más de cinco años trabajando en la misma empresa. Era responsable, comprometida y, sobre todo, honesta. Siempre llegaba temprano, ayudaba a sus compañeros y hacía su labor con excelencia, aunque nadie parecía notarlo.
Cada vez que salía la lista de ascensos, su nombre no aparecía. En cambio, veía cómo otros, con menos esfuerzo o con actitudes poco éticas, lograban subir más rápido.


Esa realidad comenzó a desgastarla.

Una tarde, mientras regresaba a casa, frustrada y con el corazón pesado, abrió su Biblia buscando consuelo. Sus ojos se detuvieron en el Salmo 84:11:

“El Señor no negará el bien a los que hacen lo correcto.”

Lucía cerró los ojos y susurró:
—Señor, no entiendo tus tiempos, pero decido seguir haciendo lo correcto, aunque no vea resultados inmediatos.

Pasaron los meses, y una reestructuración en la empresa cambió por completo el panorama. Su jefe directo, que solía pasar por alto su trabajo, fue trasladado, y el nuevo gerente comenzó a notar su desempeño.
Lucía fue promovida, no solo con un mejor salario, sino también con la responsabilidad de liderar un nuevo equipo. Lo más hermoso fue que ese cargo le permitió ayudar a otros empleados que, como ella, se habían sentido ignorados.

Una tarde, recordando todo el proceso, comprendió que Dios nunca le había negado el bien, solo lo había preparado en el tiempo exacto, cuando su corazón estaba listo para recibirlo con gratitud y sin orgullo.

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🌿 Lección para la vida

A veces sentimos que la bendición tarda, que la vida es injusta o que Dios guarda silencio. Pero el silencio no siempre significa ausencia; muchas veces es el espacio donde Dios está trabajando en lo invisible.
Cuando tú haces lo correcto, aunque nadie te aplauda, Dios lo ve. Y en su tiempo —no antes ni después— te entrega el bien que te pertenece.

En el hogar, esto puede significar seguir mostrando amor, incluso cuando no lo recibes.
En el trabajo, mantener la ética y la excelencia aunque otros no lo hagan.
En las amistades, seguir sembrando bondad, aunque parezca que no da fruto.

Porque el bien que Dios promete no se pierde, se reserva.
Y cuando llega, llena todo lo que antes parecía vacío.

💫 Reflexión final

Querido amigo o amiga de La Promesa Diaria:
Dios no retiene lo bueno, lo protege hasta que tú estés preparado.
No te rindas, no cambies tu integridad por impaciencia.
El bien de Dios no se atrasa… llega en el momento exacto, con propósito y bendición.

Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]

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