COMUNICACIONES FICC 2025
San
Eduardo, 15 de octubre de 2025. Entre bellos paisajes que enmarcan el horizonte
y caminos que huelen a tierras productivas, San Eduardo enalteció su cultura en
un intercambio, rodeado por Territorio FICC, demostrando que las nuevas
expresiones florecen en los rincones más alejados del centro de Boyacá.
El
Festival Internacional de la Cultura Campesina (FICC) se vivió con una jornada
que unió generaciones, provocó sonrisas y despertó el orgullo de ser parte de
esta tierra boyacense.
El
Ensamble Artístico del festival iluminó la tarde con un montaje que viajó por
las costumbres de nuestros abuelos, las labores del campo y los relatos que
merecen ser contados. Los niños del municipio fueron protagonistas, demostrando
que el arte no solo entretiene, sino que también enseña. Cada risa y cada gesto
fueron formas de mantener viva la herencia de los ancestros.
Igualmente,
la Banda Sinfónica Municipal acompañó este encuentro con notas tropicales que
llenaron el aire de ritmo y fiesta. Entre palmas, cantos y movimiento, el
público se dejó envolver por la música y la emoción de compartir juntos una
tarde diferente; una tarde para celebrar, porque Boyacá es campo, y allí es
donde todo nace.
Desde
tierras lejanas, el arte también cruzó fronteras. Alexandra Vega, artista
argentina, llegó junto a su trío para unirse a este festival que promueve y
fomenta el espíritu campesino.
“Estamos
viviendo un encuentro fantástico de arte y alegría. Es emocionante estar en
este departamento, todo es precioso. Este festival es realmente maravilloso”,
compartió emocionada.
A
su voz se unieron los saneduardenses, que con gratitud sincera celebraron la
presencia del FICC en su territorio.
“Muchas
gracias por traer la cultura y el arte a estos pueblos tan lejanos, porque hoy
no solo brilló el sol, también nos calentó el alma”, expresó Aida Granados.
Así,
San Eduardo vivió un día especial que quedará en la memoria como un abrazo
entre la tradición y aquello que hoy nos mueve como territorio. Un día en que
el teatro, la música y la risa se unieron para recordarnos que el campo también
sueña, crea y celebra.