Cuando la vida te deja cenizas… Dios prepara belleza: Tu historia aún no termina.

Cenizas para la Belleza

“Tú eres mi refugio y mi escudo; tu palabra es mi fuente de esperanza.”
(Salmo 119:114)

Querido/a seguidor/a de La Promesa Diaria, quiero hablarte desde un lugar muy humano y sincero: todos enfrentamos momentos donde la vida nos duele. Aunque amemos a Dios, aunque busquemos hacer lo correcto, la vida trae decepciones, pérdidas, retrasos y heridas que a veces no sabemos cómo cargar.

Sin embargo, en medio de todo eso, la Palabra nos recuerda algo poderoso: Dios no nos deja donde la aflicción nos encontró. Él transforma nuestras cenizas en belleza —pero nos pide algo: soltar lo que ya pasó.

Una mirada más profunda en la Escritura

En Isaías 61:3 se nos dice que Dios dará:

  • Belleza en lugar de cenizas

  • Aceite de alegría en lugar de luto

  • Manto de alabanza en vez de espíritu angustiado

Esto no es poesía simbólica… es una promesa real del corazón de Dios.

Las cenizas representan lo que quedó después de un fuego:

  • lo que se destruyó

  • lo que no pudo ser

  • lo que se perdió

  • lo que duele recordar

La belleza representa lo que Dios es capaz de construir después del dolor, si le permitimos entrar en nuestra historia.

No podemos cambiar lo que pasó, pero sí podemos decidir qué hacemos con lo que quedó.

Reflexión para tu corazón

Puede que estés hoy en una de estas situaciones:

  • En tu hogar, sientes que las palabras hirieron y la relación se apagó.

  • En tu trabajo, diste todo y no reconocieron tu esfuerzo.

  • Con tus amigos, la confianza fue lastimada y ya no es igual.

  • En tu propia vida interior, luchas con frustraciones, miedos o culpas que no te dejan avanzar.

La pregunta es:
¿Estás sosteniendo cenizas?
Porque mientras sostengas las cenizas… no podrás recibir la belleza que Dios quiere entregar.

Cómo empezar a sanar

  1. Habla con Dios honestamente. Dile lo que te duele. Dios nunca rechaza un corazón sincero.

  2. Perdónate. No vivas castigándote por lo que no sabías en aquel entonces.

  3. Cambia tu diálogo interno. El enemigo te recuerda tu pasado, pero Dios te recuerda tu propósito.

  4. Deja espacio a lo nuevo. A veces el milagro ya está, pero no puede entrar porque el corazón sigue ocupado por lo viejo.

Ejemplos prácticos para hoy

  • En tu hogar: toma la iniciativa de una conversación para sanar. No esperes que el otro dé el primer paso.

  • En tu trabajo: aunque no te valoren hoy, trabaja con excelencia. Dios es quien abre puertas.

  • Con tus amistades: si la relación tiene valor, cuídala; si ya no edifica, suéltala en paz.

  • En tu interior: reemplaza pensamientos de derrota por confesiones de esperanza:

    “Dios está conmigo. No estoy solo. Esto no será mi final.”

Tu historia no termina en el momento más doloroso que viviste.
Dios es experto en resurrecciones.
Él está haciendo algo nuevo.
Y lo que viene… será más grande que lo que perdiste.

Nuestro propósito de Vida es: Vivir la Palabra con V de Victoria.

Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]

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