¿Sientes que Dios se olvidó de ti? El secreto de la "espera activa" que lo cambia todo.

 Esperando en Dios: cuando la fe aprende a caminar al ritmo del cielo

“Esperaré en el Señor, que se ha apartado de la descendencia de Jacob. En Él pondré mi esperanza” (Isaías 8:17).

Querido seguidor de La Promesa Diaria,
esperar en Dios no es una pausa vacía ni un tiempo perdido; es un acto profundo de fe. Isaías vivió en días de crisis, confusión y temor nacional. Muchos habían decidido confiar en alianzas humanas, en estrategias políticas y en soluciones inmediatas. Sin embargo, Isaías tomó una decisión contracultural: esperar en Dios y poner en Él su esperanza, aun cuando parecía que Dios “se había apartado”.

1. Esperar no es resignarse, es confiar activamente

En la Escritura, la palabra “esperar” no implica pasividad, sino permanecer firmes con expectativa. Isaías no cerró los ojos a la realidad, pero tampoco permitió que las circunstancias dictaran su fe. Él entendió algo clave:

Dios puede estar en silencio, pero nunca está ausente.

La Biblia confirma esta verdad una y otra vez:

  • “Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos” (Isaías 55:8).

  • “Todo tiene su tiempo” (Eclesiastés 3:1).

Cuando Dios parece tardar, en realidad está preparando el escenario completo, no solo una respuesta parcial.

2. Esperar con esperanza: la diferencia que lo cambia todo

El texto nos revela algo poderoso: no todos esperan con esperanza.
Hay quienes esperan murmurando, dudando y desgastándose interiormente. Esa espera cansa, agota y apaga la fe. Pero Isaías nos muestra otra manera: esperar con esperanza, es decir, con la certeza de que Dios cumplirá lo que prometió.

Por eso Isaías 40:31 declara que los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas. No dice que simplemente resistirán, sino que volarán como las águilas. La esperanza activa la fe, y la fe abre la puerta a la intervención divina.

3. Cuando parece que nada cambia, Dios ya está obrando

Tal vez llevas años orando por la misma situación:

  • un hogar que necesita restauración,

  • un trabajo que no llega,

  • una puerta que no se abre,

  • o una relación que no sana.

Desde nuestra perspectiva, todo luce igual. Pero desde la perspectiva de Dios, las piezas ya se están moviendo. Él está alineando personas, oportunidades y tiempos perfectos. Jeremías 29:11 nos recuerda que sus planes son de bien y no de mal, para darnos esperanza y un futuro.

4. Ejemplos prácticos para la vida diaria

En el hogar:
Esperar en Dios puede significar responder con paciencia en medio de tensiones familiares, seguir sembrando amor aunque no veas cambios inmediatos y confiar en que Dios está trabajando en los corazones, no solo en las conductas.

En el trabajo:
Tal vez das lo mejor de ti y el ascenso no llega, o el negocio no despega. Esperar en Dios es seguir siendo íntegro, constante y fiel, creyendo que Él honra a los que perseveran sin perder la esperanza.

En las amistades:
Esperar en Dios implica no forzar relaciones, no responder con resentimiento y confiar en que Dios traerá a las personas correctas en el momento adecuado, aun cuando algunas deban salir de tu vida.

5. Una esperanza que nos mantiene en movimiento

Isaías no se dejó arrastrar por el miedo colectivo. Decidió mirar más allá del presente y confiar en el Dios eterno. Esa misma invitación es para ti hoy: espera, pero espera con esperanza.
No con los brazos cruzados, sino con el corazón firme, la fe activa y la mirada puesta en Dios.

Recuerda:
👉 La espera en Dios nunca es tiempo perdido.
👉 La esperanza siempre renueva las fuerzas.
👉 Lo que hoy parece lento, mañana será testimonio.

Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]


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